Llevo un par de semanas sin tele. Se ha muerto. Se le habrá fundido un fusible o se le han cruzado los cables con tanta porquería como vomitaba todos los días. Y es que el panorama televisivo español basta para indigestar a cualquiera.
El caso es que se ha fallecido. Del todo. Ya ni siquiera me guiña el pilotito rojo que me decía que estaba dormida pero alerta a los movimientos del mando a distancia.
Menudo trauma al principio. ¡Qué iba a hacer yo por las noches! Me sentía perdida. Sin las referencias horarias habituales, que hasta las visitas al baño iban reguladas por los anuncios…
En honor a la verdad debo decir que guardé luto un par de días. No más CSI, no más House, no más muertos a la hora de la cena, no más imágenes y sonidos. Era como una mascota, me hacía compañía. Por lo menos hacía ruido y me parecía que estaba menos sola.
Pero el tercer día, si bien no resucitó, como en el cuento, sí que descubrí un fenómeno extraño. Una voz en mi cabeza que decía cosas. Y mira que me costó descubrir el origen de la voz. El caso es que me sonaba de algo, pero no conseguía localizarla. Hasta que me di cuenta de que ¡¡ERA YO!! Llevaba tanto tiempo sin oírme pensar que me costó mucho al principio hacerme caso. Descubrí también que no me caigo tan mal, que incluso puedo ser una persona de agradable compañía. También he redescubierto la música, y la escritura, y la lectura, y un montón de hobbies que tenía algo aparcados.
Toda una nueva vida, rica y agradable, hecha de luz de velas, buen vino, el rasgueo de la pluma sobre el papel, música, recuerdos, pensamientos. Sin estridencias, sin telediarios, sin series, sin opiniones precocinadas. Que la tele es como el microondas del espíritu, todo te lo da hecho, insípido y recocido.
Y ahí está, pobre electrodoméstico inútil, gris, apagado. Pero ahora es más como una escultura de diseño en un rincón. Si estuviera en ARCO sería “La muerte del pensamiento”… Mira, es una idea, igual me saco una pasta.
El caso es que se ha fallecido. Del todo. Ya ni siquiera me guiña el pilotito rojo que me decía que estaba dormida pero alerta a los movimientos del mando a distancia.
Menudo trauma al principio. ¡Qué iba a hacer yo por las noches! Me sentía perdida. Sin las referencias horarias habituales, que hasta las visitas al baño iban reguladas por los anuncios…
En honor a la verdad debo decir que guardé luto un par de días. No más CSI, no más House, no más muertos a la hora de la cena, no más imágenes y sonidos. Era como una mascota, me hacía compañía. Por lo menos hacía ruido y me parecía que estaba menos sola.
Pero el tercer día, si bien no resucitó, como en el cuento, sí que descubrí un fenómeno extraño. Una voz en mi cabeza que decía cosas. Y mira que me costó descubrir el origen de la voz. El caso es que me sonaba de algo, pero no conseguía localizarla. Hasta que me di cuenta de que ¡¡ERA YO!! Llevaba tanto tiempo sin oírme pensar que me costó mucho al principio hacerme caso. Descubrí también que no me caigo tan mal, que incluso puedo ser una persona de agradable compañía. También he redescubierto la música, y la escritura, y la lectura, y un montón de hobbies que tenía algo aparcados.
Toda una nueva vida, rica y agradable, hecha de luz de velas, buen vino, el rasgueo de la pluma sobre el papel, música, recuerdos, pensamientos. Sin estridencias, sin telediarios, sin series, sin opiniones precocinadas. Que la tele es como el microondas del espíritu, todo te lo da hecho, insípido y recocido.
Y ahí está, pobre electrodoméstico inútil, gris, apagado. Pero ahora es más como una escultura de diseño en un rincón. Si estuviera en ARCO sería “La muerte del pensamiento”… Mira, es una idea, igual me saco una pasta.
Cierto. Llevas toda la razón del mundo, porque la verdad, es que poco hay que ver en la tele.
ResponderEliminarSi te digo la verdad, con esto del master y tanto marketing, lo que más me llama la atención y más disfruto viendo, es la publicidad. Quien me lo iba a decir!
Ne picoles pas trop de (bon) vin quand même ;-) ça ouvre l'esprit certe, mais pas à trop forte dose. A part ça, le texte, je le trouve excellent... criant de vérité avec un humour certain (enfin certains p'tits truc m'on fait bien rigoler en particulier la description de la panne et l'utilisation finale en "objet d'art").
ResponderEliminara+
Genial, Makoto. Libro, un pdf en algún lugar...
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