jueves, 25 de marzo de 2010

Tiempo de silencio



Tres meses han pasado desde la última vez que actualicé. Mucho tiempo en silencio.

Tres meses de rodilla partida, de rehabilitación, de cosas desagradables que han ido pasando todas juntas y que prefiero dejar para la esfera privada.

En este tiempo, BloggeAnDo ha cumplido tres años. Tres años contando historias, compartiendo ideas o reflexiones y publicando textos.

El silencio de estos últimos meses se debe más que nada al desánimo y a la vaguería. Hay muchas cosas que contar, quizá demasiadas. Tengo un par de artículos en la nevera, todos hablan de mi rodilla, de la operación, de la rehabilitación, del dolor… Artículos que escribo porque me ayudan a seguir adelante, pero que no estoy muy segura de querer publicar.

Supongo que al final los iré sacando, cuando todo esto no sea sino un mal recuerdo y pueda incluso reírme de ello.

Mientras tanto he ido descubriendo cosas nuevas, sobre mí y sobre las personas que me rodean. Me he llevado sorpresas buenas y otras menos buenas, he hecho amigos nuevos y he aprendido a mantener una correspondencia regular. He estudiado y sigo estudiando y montando un proyecto de negocio que espero de corazón que llegue a algún sitio. He ido a charlas y conferencias, he quedado para comer, para cenar, para tomar algo o sólo para charlar un rato. He exprimido las redes sociales hasta el límite y he recuperado contactos de los que hace mucho que no sabía nada. He jugado con la informática y he desarrollado una ligera adicción a los jueguecitos chorras en flash. Intento ocupar mi tiempo y evitar pensar en los meses que me esperan o hacer planes para cuando pueda volver a hacer una vida normal.

Se ve la luz al final del túnel. Está lejos. A una distancia incierta, que se hace eterna. Los pasos son cortos, pequeños e indecisos. Algunos van hacia delante, otros hacia atrás. De momento me concentro en el día a día, en cumplir con la rehabilitación, en hacer los “deberes” que me manda el fisioterapeuta y en intentar llegar más lejos cada día sin pensar en el dolor o en el miedo.

No sé cuánto queda, pero sí sé una cosa. Queda un día menos.