domingo, 23 de noviembre de 2014

Cuando todo empieza de nuevo






Hace más de un año que no actualizo el blog. Al igual que contaba en esta entrada la vida se complica y hay que gestionar prioridades y el blog no ha sido una de ellas.

Este año ha sido… emocionante. Un poco como en esa maldición china que dice “Ojalá te toque vivir tiempos interesantes”. 

La pasada Semana Santa decidí cambiar de vida por completo y mudarme a vivir a Estrasburgo. Una ciudad magnífica donde viví hace muchos años. Algo así implica dejar el trabajo, la familia, los amigos y el país para empezar una nueva aventura en otro sitio.

He cerrado la tienda. Aderezo ya no existe. Ha sido difícil a nivel emocional y físico. Una liquidación implica mucho desgaste pero cuatro meses después, ya está hecho.

Estoy cerrando mi piso. Cajas y más cajas. Hay que ver cuántas cosas se acumulan en una casa y cuántas bolsas de basura pueden salir de los armarios.
Estoy cerrando temas pendientes. Con personas que hacía mucho que no veía, con amigos a los que veo todas las semanas… Flecos sueltos que quiero dejar atados.

Estoy dejando mi folio en blanco para partir de cero.

Si en algún momento he tenido dudas sobre esta decisión, el 28 de julio quedaron resueltas. Tuve un accidente grave con el coche. Uno de esos que te hacen pensar que quizá deberías cambiar la fecha de tu cumpleaños porque has vuelto a nacer. Aquaplanning, se llama. Patiné con el coche en una autopista y reboté con la mediana hasta terminar en el arcén. El coche quedó para tirarlo aunque a mí, por pura suerte y porque no iba rápido, no me pasó nada, apenas una marquita del cinturón de seguridad en el hombro.

Ese fue el momento en que me dije que estaba completamente segura de que estaba tomando la decisión correcta. 

Y en eso estoy, de mudanza, de papeleo, de despedidas. Con mucha ilusión por el proyecto nuevo y con algo de tristeza por todo lo que se queda atrás.