sábado, 15 de junio de 2013

Días 10, 11 y 12



Día 10: 

Hoy es jueves 13 de junio. Hace calor. Tengo hora con el médico de la Seguridad Social. Quiero que me recete la heparina, que cuesta una pasta.

Me levanto temprano, el ritual matutino de medicinas, ducha con muletas etc. lleva su tiempo y no quiero llegar tarde.

La cita con el médico me la dio una centralita telefónica así que no sé con qué médico he quedado. Cuando llego al consultorio pregunto en la entrada y me mandan a la consulta de siempre pero en vez de ser mi doctora de la última vez es el Dr. Ruiz.

Espero sentada en esos bancos que a primera vista parecen cómodos pero que al cabo de cinco minutos te están rompiendo la espalda.

El médico va con retraso, pero no mucho. Me quedo mirando las noticias en el móvil hasta que llega una señora a la salita de espera. La señora empieza a decir a voz en grito que todos tenemos que morir, que la Parca es el destino común, que los bebés tienen que aprender a sufrir desde pequeñitos y que para sus 54 años está hecha una mierda. 

Dan ganas de contestarla que si tantas ganas tiene de morirse, por qué va al médico, pero hay formas más sutiles de hacer las cosas. Cierro los ojos y sonrío, a cada parida que suelta voy sonriendo más y más y al final se me escapa una carcajada. La señora se calla.

Me llama el médico. Un señor muy mayor (o eso parece) y le saludo. Le pregunto por la otra doctora y me dice que ha cambiado de destino. 

El hombre es un encanto de persona, de esos a los que podrías contarles tu vida entera. Me da la sensación de que a este médico le gusta la gente, que disfruta con su trabajo. Terminamos riéndonos los dos de todo y de nada. Me cae bien. 

Me da mis recetas y me vuelvo a casa. El resto del día trascurre sin problemas, me paso la tarde jugando el el PC. Me aburro. Mañana más.

Día 11:

Viernes.

Los días de la semana no son importantes, pero me gusta saber qué día es. Hoy es el cumpleaños de mi padre y le hemos preparado una sorpresa. He reservado mesa en su restaurante favorito para comer.

Me lleva al trabajo por la mañana, para hacer unos papelotes y porque luego nos iremos a comer juntos aunque él todavía no lo sabe. 

La comida va fenomenal. Con la excusa del cumpleaños, nos zampamos un corderito asado que sabe a gloria. Con ensalada, pan y regado con un Ribera del Duero que está de muerte.

Conducir muletas con una cerveza, vino y un par de chupitos de hierbas en el cuerpo tiene su punto, pero consigo meterme en el coche y llegar a casa sin problemas. 

Bien entrada la tarde se pasa por casa un amigo y me lleva a tomar algo a una terraza del barrio. Se está de lujo en la calle. La temperatura es ideal y la conversación entretenida.

Al volver a casa me pongo a hacer mis ejercicios, estirar, doblar, isométricos. Doblarla duele, pero es soportable, y creo que ya he alcanzado los grados que se supone que tengo que doblar en la segunda semana. Se estira bien y casi sin dolor, lo que ahora me cuesta mucho más que antes es levantarla y mantenerla arriba. Tiembla como una hoja. Es increíble lo rápido que se pierde la masa muscular...

Peli, dormir, mañana más y mejor.

Día 12:

Sábado.

Los apósitos de la rodilla se caen de puro viejos. A decir verdad están asquerosos y despegados. Como mi padre tiene que ir a la farmacia a por heparina, le pido que me traiga Betadine y apósitos estériles para curarme las heridas.

Levanto todos los apósitos que están con mucho cuidado de no tirar de ningún punto y esto es lo que me encuentro.







Lavo las heridas con Betadine y vuelvo a colocar todo en su sitio. Ha quedado bien.

Aunque las heridas parecen feas, no lo son tanto y creo que están cicatrizando muy bien. Seguramente podría dejarlas al aire, pero no me atrevo, la sola idea de engancharme un punto me pone los pelos como escarpias.

La dejo como estaba y me voy al PC a darle a las teclas un rato antes de comer. 

Me da que me voy a pasar la tarde jugando el el ordenador. 

Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. El día 15 recordé un eclipse de luna especialmente emocionante, hace solo dos años, después de una visita a Monfragüe. Lamento leer que muletas de nuevo, espero que esta operación te alivie mucho. Si te puedo ayudar ya sabes donde estoy.

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