Levántate, sí, levántate, que ya es hora. Que no, que no te llaman por teléfono, pero ¿quién te va a llamar a estas horas si todavía no han puesto las calles? Fuera está más oscuro que la boca del lobo. Y además hace frío fuera del edredón. Sólo cinco minutos, cinco minutos más y me levanto, lo prometo. Aprieta el botón del móvil. No, tonta, ese no, el otro, que si aprietas ese te vas a quedar dormida. ¿Cuál has apretado? ¡Qué más da! Total, ya estoy casi despierta, pero se está tan bien debajo de la manta... ¡Huy! si ya es de día. Mierdamierdamierdamierda ¡Que ya es de día! Y yo con estos pelos. Me he dormido. Fijo. Mierdamierdamierda. Y media ya, y tengo que salir de casa a menos cuarto. Hoy voy a llegar tarde. ¿O no? Porque si no me lavo el pelo y me bebo el té rápido... Pero deja ya de hacer cábalas y levántate. Mueve el culo que no llegas. Pon el agua a calentar y mete la bolsita de té dentro. a ver si se enfría a temperatura bebible mientras te duchas.
Joder, si es que soy un desastre. Mira que pensé ayer que tenía que recoger las toallas que están tendidas en la terraza. ¿Ahora cómo lo vas a hacer, listilla? Empapada y en pelotas. ¡Cómo vas a atravesar la casa así, que la vas a poner perdida! Bueno, siempre hay soluciones, sécate un poco con una camiseta y vete a por la toalla. Espero que no haya vecinos mirando. Menudo espectáculo. Ya tengo toalla. Que no se te olvide la hidratante, que luego te quejas de que se te cae la piel a trozos. La hidratante en una mano, el té en la otra. Las galletas con Nivea saben a rayos. Pantalones. ¿Dónde he dejado los pantalones? En el armario seguro que no. En la silla del salón, fijo. No, mierda. Nota mental nº1: ser más ordenada con la ropa. ¡AHÍ! Ahí están los malditos pantalones. Ahora sí que sí. Ya estoy. Llaves, dinero, cartera, tabaco, documentación, MP3, móvil del trabajo, móvil privado, ¿Lo llevo todo? Seguro que se me olvida algo... ¡LOS TAMPONES! Eso, que luego si no se los tengo que pedir a alguien por la ofi, y somos todas más o menos iguales. Nota mental nº2: proponer la creación de un botiquín en la oficina con compresas y tampones. Y aspirinas, que seguro que van a venir bien. ¡Qué mal cierra esta puerta! Un día los vecinos me van a echar de los portazos que tengo que pegar cada vez que salgo de casa. Y qué frío hace en estas escaleras. Seguro que cuando llegue el verano te cueces, pero ahora hace un frío de tres pares. Ya estoy en la calle. Menudo capullo el de la moto... Podría mirar, que casi me atropella. Nada, a ver dónde he puesto el MP3 que no lo encuentro... Como siempre, al fondo del bolso con los cables enredados. Pero si no lo he tocado, joder, que no se qué tienen estos cacharritos que son todos monísimos pero se enredan solos. Ya está desenredado. Música. Por fin. Infiernos metálicos que llegan a las neuronas sin pasar por las orejas. Muchos dicen que es ruido, pero a mí me pone a tono por las mañanas, me despierta. Tabaco. ¿Dónde he puesto el tabaco? No me digas que se me ha olvidado, que a estas horas no hay ningún estanco abierto de camino. Aquí no está... aquí tampoco... en el bolsillo del pantalón... de la chaqueta... del bolso... ¡Pero si ahí ya había mirado! Primera caladita del día cruzando la calle. Bien. Todo empieza a encajar en su sitio. Esto está muy bien. Menos cinco. Desde aquí tardo cuatro minutos en llegar. Todavía llego a tiempo. Siguiente calle a la izquierda. Ya casi estoy. ¡ESE CABRÓN SE HA SALTADO EL SEMÁFORO! Nota mental nº3: inventar un sistema de pinchos que joda las ruedas de todo conductor que se salte un semáforo. Algo así como unas cuchillas que salgan del asfalto cuando se pone rojo. Business plan. Estudio de mercado. Fijo que el lobby de los productores de ruedas me ayuda a presionar a los ayuntamientos. Todo es cuestión de montárselo bien. ¿Les interesará a los compis del máster? a ver si llamo a éstos, joder, que les tengo olvidados. Por cierto, ¿habrá comentarios en el último post del blog de la clase? ¿Y en el mío? Seguro que no. Pandilla de sosos. ¡Coño! ¡Qué susto! Casi piso al chuchillo ese. Pobre. Un cachorrito. Me acuerdo de cuando mi perrillo era pequeñito. Molaría tener perro. No, no molaría nada. Acuérdate. Pelos, aspiradora, pelos, y eso que no te ocupabas tú. No, no molaría nada. Ni lo pienses. Pues podrían poner ceniceros en la calle. Mira, otra idea de negocio. Ya he llegado. Llama al timbre que hay luz. Seguro que hay alguien. Sí, me abren. Bon día. Por fin pazzzzzzzzz.
Si llegas a tardar 5 minutos más, me da un ataque. Por Dios, que stres, voy a por una tilita.
ResponderEliminarTrasponiendolo al lado masculino me suenaaaaaaaa, un peto
ResponderEliminarSiempre me he preguntado que ganamos con los avances tecnológicos. Es cierto que miles de veces ganamos en comodidad, diversión, cantidad de vida, posibilidades de aprender y sobre todo en una mayor visión de mundo, pero también hemos ganado nervios, depresiones, pánico, y una calidad de vida mas inquietante.
ResponderEliminarPongamos algún ejemplo:
El teléfono movil, por citar uno de ellos. Recuerdo muy bien los tiempos en que estos no existian ( es cierto, la humanidad sobrevivio sin ellos hasta ahora), cuando mi trabajo requeria de estar localizable me suponia tener que quedarme en casa sin poder salir, asi que te lo montabas en plan casero, con los amigos, de charlita, pelicula de video(que el DVD tampoco es de hace mucho), cena y chistes varios, unas de las mejores juergas que he tenido nunca. Ahora con el N70 que llevo a cuestas, con todas sus capacidades, foto, video, musica, internet y juegos Java, resulta que no tengo por que quedarme en casa, pero a cambio soy Don Prisas, que me voy a comprar, a un sitio cerca de casa, por si tengo que salir corriendo y no me da tiempo a llevarla a casa. Que si salgo por ahi jamas me llaman hasta el momento en que el chino ese que me da cobertura decide irse a tomar un cafe, o cuando estoy tan lejos y tan mal comunicado que tengo que echar a correr (¿Por cierto menudo acierto y menuda idea el que invento el carnet por puntos?), para poder llevar a mi pareja hasta casa.
Resumiendo, ya no tengo que quedarme en casa, pero vivo con unos nervios que no son normales.