Un juez de Murcia negó, el pasado 6 de junio, la custodia de sus hijas a una mujer por vivir con otra mujer. Aparentemente la homosexualidad y la maternidad no son compatibles para este señor, magistrado ultra-conservador, que ya denunció a dos chicas por tomar el sol con el pecho desnudo en la playa.
Hoy, la noticia es que el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial) ha expedientado por falta grave e impuesto una multa al juez en entredicho por infringir la ley.
Gracias a las muchas denuncias de asociaciones de mujeres y de gays y lesbianas, ha sido posible detener este manifiesto abuso de autoridad por parte del jurista. Y todo en un plazo sorprendentemente corto para lo que suele ser la justicia española. Al ser un caso muy mediático, en verano, y sin otras jugosas noticias que ofrecer, el miedo a la prensa ha debido contribuir en algo a la velocidad con que se ha tratado este asunto.
Es indignante que un juez ponga sus propios prejuicios delante de la ley, que sustituya el Código Penal por una interpretación personal de la Biblia, que base sus decisiones en una moral caduca y retrógrada.
Me consta que muchos españoles están en contra de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. No voy a decir que el sentido común dicta que lo que los niños necesitan es cariño y amor, venga de quien venga. Al fin y al cabo esa es una opinión como cualquier otra. Pero la ley española, al admitir y aprobar los matrimonios homosexuales y dar el derecho de adoptar a las parejas del mismo sexo, se opone frontalmente a la decisión del juez.
Aunque esta noticia es esperanzadora, me hace pensar en cuántos abusos no denunciados se producen en este país por parte de aquellos que ostentan el poder. En cuántos expedientes similares habrá estancados entre el polvo en los archivos de los juzgados. En cuántos ciudadanos se habrán sentido indefensos ante una justicia que no es tal.
Y es que muchas veces ignoramos nuestros derechos, y las armas legales con que contamos para defendernos de las agresiones de la burocracia, de la “justicia”, del Estado…
A ver cuándo aprendemos que la unión hace la fuerza, que el movimiento asociativo puede echarnos una mano en momentos como este, que la unión hace la fuerza y que, gracias a leyes modernas y progresistas sobre el papel, disponemos de armas para defendernos de los abusos.
Desde aquí, mi más sincera enhorabuena a los miembros del CGPJ que han conseguido que muchos de nosotros ganemos confianza en la justicia, para las asociaciones que han conseguido una sentencia tan rápida, para la madre que podrá seguir compartiendo su vida con sus hijas y con su pareja, y para todos los que se encuentran en situaciones parecidas y pueden esperar un trato más acorde con la Ley.
Espero que este desierto de comentarios sea por motivos estivales y vacacionales, y no porque el tema no merezca la pena...
ResponderEliminarAhora en serio, me uno a las congratulaciones por paralizar el dictamen de un juez que más parece un participante de los Tribunales de Honor (tristemente famosos durante el franquismo) que alguien de la judicatura del siglo XXI.
Perfecta la acotación "sobre el papel" a lo de leyes modernas y progresistas. Podría estar horas contando cómo en las salas se manosea y retuerce la ley como si de plastilina se tratara (y lo he visto y oído con mis apéndices perceptivos). Esperemos mejores tiempos para la ley y la justicia.
Por cierto, ahora sale este juez de marras diciendo que toda la denuncia que le han practicado es una estratagema del abogado y que no se puede recusar a un juez por sus creencias. Lo dicho. La próxima practica un auto de fe
Pues que bien sienta un comentario en un post del pasado.
ResponderEliminarDime si te puedo proponer un proyecto de blogs
jftamames@gmail.com